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02nd Dec 2007

Hoy: Un enlace al pasado, Los putos japanófilos.

Hola amiguitos del inframundo.

Hoy nos vamos a adentrar en terrenos pantanosos y terroríficos en los que quizá nunca os atreveríais a entrar, así que os aviso de antemano, después de leer esto quizá perdáis toda la fe que os quedaba en el ser humano y decidáis cortaros los brazos con una segueta con un pelillo roto y oxidado.



¿Qué es un friki?

Es sabido por todos que en nuestro planeta habitan los bien llamados frikis. Un friki viene a ser una persona que no se siente atraída por los asuntos que la sociedad considera de interés general, generando a menudo presiones que acaban traduciéndose en el rechazo (muchas veces merecido) de la sociedad hacia este ente alienígena que no tiene idea de a cuántos puntos va el Betis del Barcelona ni cuántos discos de platino ha cosechado Bisbal.

Yo mismo me considero un friki de lo mío, sería absurdo decir lo contrario. Podría hablar de frames por segundo y de bump mapping a mucha gente de mi entorno y no sabrían de qué cojones les estoy hablando, simplemente asentirían y se largarían o en caso contrario se quedarían a escuchar y cuando terminase me darían un puñetazo en la nuez.

Por tanto ¿es malo ser friki? Puede que sí, puede que no.

Lo que sí tengo claro que es malo es ser ESTO:

No soporto a los japanófilos. Me parecen la subespecie friki más lamentable de todas las que existen, con diferencia. Su edad oscila entre los 15 y los 40ymuchos, aunque la edad mental que suelen tener es siempre la misma: la de un chimpancé retrasado recién nacido.

¿Qué es un japanófilo entonces?

Pues un japanófilo es un friki que ama todo lo japonés y odia todo lo que no lo sea, sistemáticamente. Ya puedes ofrecerle un bocadillo de mierda y escombros, que con decirle que es lo que se lleva ahora en tierras niponas se come hasta el último tropezón.

El japanófilo odia todo lo americano. No soporta los cómics de superhéroes yanquis, pero deglute con pasión mangas shonen clónicos de gente con pelos amarillos y bolas de energía que destruyen planetas. Según ellos, todo lo japonés es más profundo porque ellos poseen una cultura ancestral muy rica, aunque dudo que los Digimon se puedan considerar representantes dignos de esta cultura.

El japanófilo intenta hacer su vida lo más japonesa posible. Se aprende palabras sueltas que oye en sus animes subtitulados (nunca verán nada doblado al castellano y si lo hacen, lo negarán o lo pondrán a parir, independientemente de la calidad del mismo) para hacer más llevaderos sus quehaceres cotidianos (léase: ver anime, leer manga, preparar el disfraz para el próximo salón).

Comen en restaurantes chinos porque suele ser lo más parecido que pueden encontrar a un restaurante japonés, aunque si encuentran uno de estos últimos entrarán sin pensárselo dos veces, y si todo esto falla, se aprovisionarán de bolsas de ramen que comerán con fruición mientras visionan el último capítulo de Naruto.

Los japanófilos suelen concentrarse en eventos llamados “salones del manga”, “jornadas de anime” y derivados. En esencia son siempre lo mismo: un espacio repleto de frikis enfermizos disfrazados que juegan a tirarse ondas vitales por los pasillos, un micrófono con unos altavoces comprados en los chinos (que ellos suelen llamar karaoke, aún me pregunto el por qué) y una serie de tiendas.

Entras y tras la “bofetada de olor a friki” , citando a nuestro nuestro amado Laffer (consultad su blog en los links, que ha hablado recientemente del tema con esas palabras en concreto) , esquivas como puedes a las gordas vestidas de góticas y a los Narutards y te diriges a las tiendas. Una vez que has acabado de verlas y comprar algo (si es que llevas pasta para semejantes clavadas), puedes irte a tu casa, porque las opciones restantes suelen ser: ponerte a pintar con lápices en una mesa, dar cursillos para aprender japonés en 20 minutos o subirte a un escenario a cantar cosas en japonés.

En un pasado quizá las proyecciones de pelis y series servían de algo, pero en plena era del emule y bittorrent me resultan un poco ridículas e innecesarias. Probablemente, la gente que visite la sala de proyecciones ya haya visto esa peli, la versión extendida y la versión hentai de la misma.

Hablando de hentai, este es uno de los subgéneros preferidos dentro del manga entre los japanófilos y de hecho es lo más cerca que muchos de ellos van a llegar a estar de una mujer.

Otro tema aparte son los disfraces de los visitantes. Ellos lo llaman cosplay, quizá para ocultar el hecho de que anden disfrazándose de Oliver y Benji con 30 primaveras a gente que no entienda el término. Mientras que en Japón el rollo de los disfraces es todo un fenómeno que hace que la gente se curre disfraces exageradamente elaborados, los frikis españoles suelen optar más por coger dos cartones, gomaespuma y que sea lo que dios quiera, aumentando las dosis de patetismo en un 500% :

Poco más queda por decir. El japanófilo es el más horrible, pesado e idiota de los freaks, así que andaos con ojo con lo que decís delante de alguno. Reirte de los dibujitos japoneses esos con los ojos grandes, no entender el significado de “Kage Bunshin no jutsu”, sentir repulsión hacia el sushi o cagarse directamente en los muertos de la obra de Miyazaki delante de un japanófilo puede resultar peligroso dependiendo del grado de idiotez que haya alcanzado el sujeto en cuestión (que suele ser proporcional a la edad que tenga, cuanto más viejos, más idiotas).

Cuidaos las espaldas amigos y recordad, tened cuidado o podrías acabar siendo así.

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